Barrett anarquista.

 

Barrett junto con sindicalistas paraguayos a pocos meses de morir.

La dedicatoria de los sindicalistas fue: "Para nuestro abnegado defensor Rafael Barrett"

Rafael Barrett (Torrelavega 1876- Francia, 1910), fue un descendiente de aristócratas segundones que intentó formar parte de un selecto club madrileño, y el episodio acabó con la ruptura de Barrett con su posición social tras pegarle en la cara al Duque de Arión con una fusta, durante una representación del Circo de Parish en 1902. Tras este suceso, Barrett emigró a América, seguramente para olvidar los sucesos de su desprestigio en Madrid.
Hacia 1903,  en su estancia en Buenos Aires, Barrett tenía un pensamiento exacerbadamente individualista, lo que coincidía con las vanguardias culturales del Madrid del momento. El individualismo nietzscheano es una forma de pensamiento que consiste en la valoración del yo por encima de todo. Por ello, las cualidades que Barrett aprecia son el valor, la sinceridad y la voluntad.

En 1904, Barrett (en aquel momento trabajador del periódico El Tiempo), fue designado a cubrir la información sobre una revolución [Un enlace?] que se estaba dando en  Paraguay. Esta revolución, liderada por el general paraguayo Benigno Ferreira, luchaba contra el gobierno provisional de Bernardino Caballero. Se quedó en el campamento de Villeta, donde se encontraban los revolucionarios, durante tres meses, en los que escribió varios artículos sobre la revolución para El Tiempo.

Aparicio Saravia, general que participó en la revolución paraguaya de 1904.

En el año 1912 se firmó la Paz de Pilcomayo, que consideraba a los revolucionarios como "ganadores" de dicha revolución. Así, como un integrante más de la revolución, Barrett fue con algunos de los vencedores a Asunción (capital paraguaya) el 24 de diciembre del mismo año, pudiéndose constatar así que Barrett comenzaba ya a tener cierto espíritu revolucionario. 

Grupo de revolucionarios. Entre los sentados, el tercero comenzando por la izquierda, el líder revolucionario Benigno Ferreira

Ya desde su emigración hacia 1903, Barrett tenía conocimientos sobre el anarquismo y en algunos escritos hacía referencia a este pensamiento, como en el siguiente fragmento, escrito a finales de 1906 y extraído de Buenos Aires, [Un enlace al texto completo?] en el que propone el anarquismo como justificante de la violencia:

"Sentí que la única manera de ser bueno es ser feroz, que el incendio y la matanza son verdad, que hay que mudar la sangre de los odres podridos. Comprendí en aquel instante la grandeza del gesto anarquista, y admiré el júbilo magnífico con que la dinamita atruena y raja el vil hormigueo humano."

 Cabría suponer que este texto no es suficiente para mostrar un cambio de mentalidad, pero también por estas fechas Barrett escribía textos en los que criticaba al Estado, como se puede comprobar en este fragmento de El progreso:

"Los gobiernos son todos malos, porque están encargados de mantener el orden es decir, de estorbar el movimiento. En medio de la circulación universal son obstáculos pasivos e irritantes, que el torrente humano se cansa de rodear todos los días. De cuando en cuando las máquinas de muerte que pusieron en manos esclavas se vuelven contra ellos, y la misma dinamita que raja los montes para las locomotoras, hiende el cráneo estúpido de los que tardan en marcharse."

Ya en los primeros meses de 1907 comienza a tener pensamientos propiamente anarquistas, como se aprecia en El virus político: 

"Desinfectar la generación presente, y educar la generación venidera en el alejamiento de la política y en el desprecio del poder"

O en Entendámonos:

"La política me parece mala, rematadamente mala en todas partes. La política es el hábito de la corrupción y del abuso del poder."

No fue hasta 1908 cuando se denomínó a sí mismo anarquista, como podemos ver en su escrito Mi anarquismo: [Un enlace al texto completo?]

"Me basta el sentido etimológico: "ausencia de gobierno". Hay que destruir el espíritu de autoridad y el prestigio de las leyes. Eso es todo. Será la obra del libre examen. Los ignorantes se figuran que anarquía es desorden y que sin gobierno la sociedad se convertirá siempre en el caos. No conciben otro orden que el orden exteriormente impuesto por el terror de las armas. El anarquismo, tal como lo entiendo, se reduce al libre examen político. [...] ¿Qué hacer? Educarnos y educar. Todo se resume en el libre examen. ¡Que nuestros niños examinen la ley y la desprecien!"

Ahora, el altruismo era para él el valor supremo. Este cambio en su mentalidad se debió, mayormente, al impacto que le produce la realidad social del proletariado y la miseria de Sudamérica.

En 1908 se produjo en Paraguay el golpe de estado del general Albino Jara. Rafael Barrett, que por aquel entonces había editado la revista Germinal, redactó artículos que suponían duras críticas hacia el golpe militar. Esto provoca que en octubre de ese mismo año Barrett sea condenado a veinte días de arresto domiciliario, siendo liberado días después gracias a las gestiones del cónsul británico. La medida que se tomó contra él fue el destierro a Uruguay, a la ciudad de Montevideo.

  El pensamiento de Barrett pasó entonces de estar influido por el filósofo Nietzsche (individualista, egoísta) al filósofo Tolstoi (solidario, altruista). Es el anarquismo en el que cree Barrett el que propugna la asociación, la ayuda mutua y la solidaridad, al lado y por encima de la lucha por la vida. Este anarquismo se hace patente, por ejemplo, con la denuncia de las injusticias sufridas por los obreros paraguayos.

          Sandra García Bueno y Heloise Arce Gutiérrez.

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